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miércoles, 9 de septiembre de 2009

.zanahoria y apio

Calorías negativas y deliciosas. Eso cenamos ayer y antes de ayer y cenaremos mañana Karen y yo.

Volvimos más pronto de lo pensado pero tampoco había ningún plan a seguir. El lunes 31/8 pusimos nuestros pies de nuevo en Buenos Aires a las 7:30 am. Nos recibió un cielo gris profundo tormentoso con frío, rayos, truenos, relámpagos y todo el cambalache. Pero nosotras amamos esos días.

Hay tanto para contar que la ansiedad me bloquea. Supongo que lo mejor sería contarlo por partes, en dos o tres posts, porque se me anudan los dedos de la ansiedad y de la cantidad de recuerdos revoloteantes y no voy a poder contar todo con propiedad en uno solo.

Imagino que lo más criterioso sería empezar por el principio pero yo me manejo bajo mis propios criterios y modos, así que voy a empezar por el día de hoy. HOY. Hoy el cielo está tan despejado que parece mentira, en una noche profunda y helada (1ºC), hermosa a más no poder. Me dio insomnio después de ver dos películas con Karen (películas que ya vi 20 veces cada una) y se me dio por visitar los blogs de las chicas que dulcemente me comentaron la entrada anterior (gracias♥), mientras Karen duerme acurrucada en mi cama doble cagada de frío porque yo no prendo la estufa en invierno --1) porque AMO poderosamente el frío, 2) porque soy vegetariana y ambientalista y no quiero contribuir a hacer mierda el mundo por prender la estufa en vez de ponerme un buzo y dejarme de joder-- y yo trato de tipear sin hacer mucho ruido para no despertarla. No, a pesar de todo no me siento bien. No estuve haciendo las cosas bien, me refiero a la comida, y recuperé el par de kilos que perdí de visita en Rosario. Ok, lo admito, para la visión de la gente común no estoy gorda, estoy en mi peso justo y bien, normal. Puaj, para MI visión en MI mundo que, después de todo, es el que cuenta para MÍ y me cago en la visión de los demás, soy una obesa. Es así. Así que peso lo que debería pesar para mi altura, SE SUPONE. Las bolas, para mí me sobran 10 kilos y me quiero morir. Ok, sí, el no-comer empezó bárbaro en el viaje y se fue a la mierda el día que tomamos el tren de vuelta. No, no comimos anormalmente, comimos como la gente "normal" (por así decir), pero en MI mundo eso es comer como una cerda. Y, como todas sabemos, cuando una ayuna o come menos de 500 kcal por día, si come como una persona normal uno o dos días eso le engorda como si fueran la ingesta regular de un súperobeso de 300 kilos. Maldito metabolismo del orto, me cago en vos. Te odio. Me siento la gorda más gorda en la historia de la humanidad. Karen es hermosa, la envidio tanto. Ella dice que no (y eso me suena tan familiar).

El lunes anterior a ese, el 24 si mal no recuerdo (la verdad que vivo cero pendiente de calendarios y horarios, mi vida es como la de Trent, el hermano de Jane en Daria), a las 20:30 abordamos el muy lindo tren a la no muy linda ciudad de Córdoba. El viaje fue estupendo, algo incómodo, dormí como el orto si es que a eso se le puede llamar dormir, pero conocimos a una mujer increíble a la cual terminamos llamando Teresa en alusión al personaje de un libro que yo amo (Diario de una huida) porque nunca nos dijo su nombre ni nosotras el nuestro. Increíble e inexplicable conversación mantuvimos con esa mujer de 4:30 am a 8:30 am que fue cuando ella se bajó en Villa María. Vimos un amanecer estupendo y anormalmente rojo, desayunamos sopa de sobre, llegamos a las 11:30 con UN CALOR que parecía el Sahara en pleno verano. Calor seco. Sentía que tenía la piel de cartón y la garganta llena de tierra.

Cansadas, llenas de cosas (carpa, bolsas de dormir, bolso, mochila) al mejor estilo mula-camello, tratamos de trasladarnos desde la puerta del vagón hasta la puerta de la estación --traslación por demás accidentada. Puteadas interminables al enterarnos de que había paro interurbano de transportes y no había micros a Capilla del Monte. Decidimos calmarnos, nos chupaba un huevo el paro, estabamos ahí para desconectarnos. Logramos vencer nuestra bipolaridad (sí, ambas la tenemos junto con otros trastornos mentales como el de personalidad límite). Genial, había un tren, el tren de las sierras. Lo tomaríamos. La concha de tu madre, no llegaba a Capilla del Monte, sino a Cosquín. Ok, no importaba, vamos y vemos qué pasa. El plan era que no había plan y que dejaríamos fluir las cosas. Y fue la mejor decisión de nuestras vidas.

Quedamos baradas en la estación un tiempo, una hora quizá, sofocadas y cansadas. Desparramamos las cosas en un banco y nos desparramamos nosotras mismas. Dios mío, por qué hacía tanto calor. En la punta del banco había un chico de apariencia totalmente hipster (tribu urbana que me cae demasiado bien). Igual no le di bola en principio, estaba muy ocupada muriéndome de calor y rogando por un baño. Una señora atrás mío se puso a hablar con él, el chico era de Buenos Aires como nosotras. Cuando POR FIN obtuvimos información certera sobre el bendito tren, fuimos a la parada del colectivo que nos llevaría hacia él (el viaje interminable), y a los 2 minutos de pararnos a esperar aparece el susodicho hipster y nos pregunta "¿Acá para el colectivo para el tren de las sierras?". Esperamos, subimos, viajamos. Bajamos y éramos los únicos tres dementes mentales que estaban en pleno mediodía bien abajo del sol calcinante de esa maldita ciudad seca preguntando por el tren. Faltaban 2 horas y media para que saliera. Nos revoleamos en una parte llena de sombra que tenía la estación, con sauces llorones y banquitos. Ahí me enteré de que el chico casualmente también iba a Capilla del Monte, tampoco sabía cómo cuernos iba a llegar hasta allá, también quería desconectarse de todo, también era vegetariano, y muchos otros tambienes. Tenía 22 años y vivía en mi ciudad, pero hacía unos meses algo le había hecho clic y había decidido irse a vivir al medio del monte. Dios mío, YO quiero irme a vivir al medio del monte. Pero ni en pedo en Córdoba, odio el calor, dios, cómo podía hacer tanto calor. Yo quiero irme a vivir a una cabañita de madera en el medio del bosque, ahí nomás de un lago o un arroyo o un río en el Sur, en la Patagonia, ahí en Neuquén o Santa Cruz.

Sale el tren. UN CALORRRRRRRR. Cómo podía hacer tanto calor. Seco. Seco, seco, sentía la piel de papel, de cartón, de polvo. Un horror. Un viejo nos dijo que la provincia estaba sufriendo sequía desde hacía como 6 meses. Eso lo explicaba todo. De haber sabido nos íbamos a otro lado. Córdoba se supone que está llena de lagos y montañas verdes --las bolas, la sequía la dejó hecha un desierto y todos rogando que llueva a cántaros. Los montes eran hermosos pero estaban alfombrados de pasto seco, árboles secos, tierra seca, era deprimente. Totalmente incendiable, y así sufrieron mil incendios. Nos desalentamos a más no poder, era deprimente y desesperante. Otra vez luchamos contra el bajón: NO nos íbamos a poner ni mal ni de mal humor, el viaje no era para eso. De última si no nos gustaba ni encontrábamos un buen lugar, nos íbamos a otro lado o volvíamos y punto. Recuperamos ánimos. El hipster nos vino a contar que había hablado con el tipo con el que iba a vivir en el monte y que le pagaba un taxi desde Cosquín a Capilla del Monte, ya que no había otro modo de llegar por culpa del paro de transporte y nos ofreció llevarnos, gratis. ¡Gratis! Eran como 100, 200 kilómetros, dios mío. En taxi y gratis. Analicemos: podía ser peligroso, sí, pero no dejaba de ser un solo chico esquelético y solo, no tenía mucha ventaja contra nosotras que eramos dos y teníamos cuchillos y gas pimienta (más vale prevenir...) y otra forma de llegar no teníamos. Bienvenido sea el regalo de la vida: aceptamos.

Un cielo totalmene despejado, estrelladísimo --un viaje en auto hermoso. Karen y yo atrás, en total despatarramiento y él en el asiento de adelante. Llegamos a Capilla del Monte: creer o reventar. Lo del taxi gratis era difícilmente creíble, todo iba saliendo tan bien. El chico este, cuyo nombre todavía no sabíamos, iba a pasar la noche acampando en un campamento (valga la redundancia) que ya conocía y accedimos a ir. Caminamos un par de cuadras por el pueblo, un par más en calle de tierra (ni se imaginan el polvo que tenían mis bucles para ese entonces y el flequillo era inaguantable, sentía que mi frente moría ahogada) y llegamos. Armamos las carpas --la nuestra era para 6 personas y solamente la íbamos a ocupar nosotras dos, o sea, era inmensa y pasé a apodarla el loft. Nunca había armado una carpa; yo soy muy señorita, blabla, viví siempre en cunita de oro --eso no quiere decir que no sea autosuficiente y muy capaz pero nunca en la vida hice nada de eso-- y aprenderlo fue de lo más divertido. Tocamos un poco la guitarra de a turnos, cantamos Wish you were here de Pink Floyd, entre otros, mordí un poco un chocolate y nos fuimos a dormir, no sin antes hablar durante horas. Resulta que se llama Marcelo y tenemos ocho mil cosas en común. No quiero entrar en detalles porque no terminaría nunca, pero tenemos filosofías muy parecidas y me cayó muy bien por eso y más.

A la mañana siguiente se iba. Me desperté a las 10 y algo y escuché su voz, pero su carpa y cosas no estaban y supuse que estaba alucinando boludeces. Desayunamos té con leche, el día era hermoso y en el campamento eramos las únicas. No había nadie más ni lo hubo hasta el último día. Me fui a bañar y efectivamente era Marcelo eso que yo había escuchado. Había subido al monte, dejado sus cosas, instaládose y vuelto para saludarnos e invitarnos a ir cuando quisiéramos a ser sus invitadas. En fin, nuevamente no quiero entrar en esos detalles interminables.

Los días que siguieron fueron estupendos. Al final, visto y considerando que en el camping no había nadie, lo que se dice nadie fuera del poco personal que trabajaba ahí, decidimos quedarnos y no arriesgarnos a que nos asalte un loco en el medio de la nada. Sí hacía bastante calor durante el día, aunque el viento lo apaciguaba, y si no comíamos NADA nos iba a bajar la presión y no íbamos a disfrutar una mierda --los minutos que estuviéramos todavía conscientes sin desmayarnos-- así que algo comimos con los tés con leche: alguna que otra manzana, alguna que otra galletita de manzana. Menos de 400 calorías por día el día que más comimos, aceptable. Los días eran todos hermosos, los amaneceres eran mágicos, el sol salía por atrás del monte, y al atardecer se ponía de color lila o violeta. Las noches completamente estrelladas, la luna llena, las fogatas, una maravilla. Los días que no encendíamos fuego poníamos velitas por todos lados. Les juro que fue increíble y TODO se daba de una manera tan fluida. Era increíble, como si la vida, la naturaleza, el cosmos entero conspiraran para que todo nos saliera bien, redondo, homogéneo, tal y como queríamos. Le salvamos la vida a una cotorra, vimos pájaros carpinteros, paseamos, cantamos, tocamos la guitarra, todo en un estado indecible de paz interior.

Claro que hubieron ocho mil anécdotas pero tampoco me puedo poner a contar todas. Lo increíble del caso es que todo, absolutamente todo cerraba y cuadraba perfecta y redondamente. Parecía como si realmente la vida entera estuviera decidida a que todo nos saliera exactamente como queríamos que saliera.

Cuando volvimos, el recibimiento de frío y lluvía era una bendición después de la sequía de una semana. En el viaje en tren, a eso de las 5 am empezamos a ver rayos surcando el medio del cielo nubladísimo y fue genial. Todos los acontecimientos espirituales y extraños del viaje me unieron a Karen impresionantemente. No dejo de ser el tipo de persona desprendida de lazos que soy, pero me acerqué un poco más a ella. Decididamente somos casi clones, nunca conocí a nadie igual a mí. Da miedo lo similares que somos. Lo curioso es que me he enamorado anteriormente y ahora no estoy enamorada y sin embargo considero que con Karen sí podría vivir y convivir perfectamente por mil años a diferencia de las personas de las que sí me enamoré. Realmente somos casi clones y yo buscaba eso por muchos motivos.

Pasé hasta el domingo a la tarde en lo de Karen, o sea, casi una semana. Fue lo más divertido, no me quería ir nunca, además teniendo en cuenta que lo que me esperaba en mi casa era la locura galopante de mi "madre". No puedo vivir más acá. Eso es lo que me estaba matando, además de yo misma junto con mi depresión crónica y mis trastornos mentales, porque yo puedo vivir bien y feliz con ellos pero mi vieja es un cáncer (si tuviera un tumor, lo llamaría Nora). Ella es lo que me arruina la vida, la paz, la felicidad. Ninguna paz es posible en esta casa horrorosa. Necesito irme, tengo que irme. Mi vieja es mi cáncer, esta casa es mi jaula. Tengo que irme de acá.

El domingo a la tarde vinimos a mi casa y desde entonces Karen se quedó acá. Dios, nunca pude tolerar tanto tiempo a nadie pero les juro por mi vida que estar con Karen es casi como estar conmigo misma. Es increíble.

Mi vieja está loca y espero con todo mi corazón que se dé lo que ideamos con Karen para solucionar esto y que yo tenga paz y libertad. Si se llega a dar, les cuento.

Gracias a las que hayan leído este post-choclo. Sé que fue muy largo, al final terminé escribiendo todo en un solo post y no lo voy a leer ni yo (suelo releer mis posts para buscar errores en mi obsesión por perfeccionar todo). Sepan que el viaje fue un millón de veces más genial de lo que fui y soy capaz de expresar y que estuvo llenísimo de mil anécdotas y acontecimientos increíbles, casi sobrenaturales, que sería imposible contar y explicar y fui tannnnnnn feliz. Si no fuera por esta mujer que se hace llamar mi madre... Dios santo.


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5 princesa(s) comparte(n):

Destructive Princess dijo...

Me alegro mucho de que te haya ido tan bien y con el chico también =).

Es normal que no puedas explicar todas tus anécdotas, seguramente fueron muchas!!

Pfff, no hablemos de madres, ha llegado al punto extremo en el cuál yo ya no soporto más a la mía!!

Cuídate!!

*Anastasia dijo...

Que bueno que te haya ido tan bien y hayas disfrutado tanto!

No me habia dado cuenta antes, pero me encanta como escribes! Es taan.. no se, pero me encanta.

Con tu madre, te entiendo pero acuerdate que haga lo que haga es tu mama y ya sabes que nos las tenemos que aguantar..pero ojala encuntres una forma de tener la paz y libertad que buscas.

Besitos y muchos animos!

Belle dijo...

me encanta que te haya ido bien! ..... te lo mereces muchoo! ... dejar todo por un tiempo ... darte unas vacaciones de tu madre... y convivir con tu locura...

No sabes cómo me encantaría tener mi propia Karen ... tuve una.. se llamaba Andrea... ambas enfermas (ella distimia y yo ciclotimia) .. ambas bipolares... a ambas nos seducía Ana... y al final .. ambas nos jodimos... ahora no nos hablamos... yo la queria demasiado (y eso q tambien tengo inconvenientes con tomarle afecto a las personas).

Pero te deseo lo mejor! ojala tu deseo de formar nido aparte se cumpla!

:) gracias por visitar mi blog...

cuidate Ari!

Belle

Visago dijo...

Te sigo, me ha gustado tu blog, y de todos modos últimamente mientras más quiero poner mi vida en orden más de cabeza la siento.

Malena.. dijo...

guaaaa viaje DE RE PUTISIMA MADRE! es todo lo que siempre quise hacer, asi sin planes, totalmente arriesgadas a que pase lo que tenga que pasar.. que genial que la hayas pasado asi, que copado tener todo eso para contar y un monton mas que te queda,, ari, pregunta.. que tal el clima?.. fresquito no? jaja. Yo aca la pase para el orto, pero me alegro leerte de nuevo :)
te comentaria mas pero quiero leer tus otras entradas.. te veo arriba jaja.